Cuando Miguel Godoy nos atendió para hablarnos de su negocio y en especial de su cosechadora Fendt, nos reconoció que finales de diciembre, una época en la que el volumen de trabajo le permite prestarnos la atención que le solicitamos era la adecuada, decisión confirmada por las condiciones meteorológicas de la jornada.
Las máquinas, descansando en su nave, aguardaban a la espera de jornadas de gran actividad y Miguel, aunque parco en palabras y poco amigo de fotografías, nos prestó generosamente su preciado tiempo, sin prisas, para hablarnos de su experiencia con Fendt.
Miguel está al cargo del negocio familiar heredado de su abuela materna, a la cual su padre comenzó a ayudar hasta que ésta pasó finalmente a ser de su responsabilidad.
Cuenta con tres hijas que han encaminado sus carreras profesionales fuera del campo y a pesar de ser consciente de que el campo es duro, requiere una fuerte inversión inicial y tiene que gustar, lamenta que sea por esta razón por la que hoy está tan de moda hablar de la “España vaciada”.