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No he hice una carrera de mi afición.
Dr. Anna Catharina Voges, gerente de una empresa agrícola en Alemania con 2500 ha, Alemania - Fendt 900 Vario
No he hice una carrera de mi afición.

Desde su niñez, la agricultura ha formado parte de su vida y es lo que la ha convertido en la persona que es hoy en día.

En la actualidad, dirige ella misma un negocio agrícola con 2.500 hectáreas de terreno cultivable. Eso sí, existen otras muchas cosas que entusiasman a la doctorada Anna Catharina Voges. Le encanta la vida de la ciudad y todo lo que esta puede ofrecer. De hecho, necesita todo eso para conseguir una dosis adecuada de equilibrio y para lograr una distancia crítica, tal como explica Anna Catharina. Esta esbelta mujer acaba de llegar a su despacho después de atravesar el suelo empedrado de su granja. Dicho despacho es una casa blanca con entramados de madera y puertas de color verde hierba. Justo enfrente puede verse el edificio de la granja, que se encuentra en proceso de renovación. Con tono ligero, la jefa ejecutiva de Saat-Gut Plaussig Voges KG., una empresa con sede en esta localidad, afirma: “Quizás debería alquilarlo para fiestas”. Hay un parque que comienza justo detrás del edificio histórico. El río Parthe lo atraviesa con su curso sinuoso. Se trata de un estrecho río que nace en el Noreste, atraviesa el centro de Leipzig y llega hasta el suroeste de la ciudad, donde confluye con el Elster Blanco. Esta vía navegable conecta la ida del suburbio rural de Plausig-Portitz con la del centro de la ciudad. En el fondo, esta conexión refleja en muchos aspectos el carácter de Anna Catharina Voges, pues esta mujer vive justo en el centro de Leipzig, pero trabaja aquí, en el campo.

Después del Bachillerato, inició sus estudios de agricultura

La doctorada Anna Catharina Voges en su despacho.

Con frecuencia, Anna Voges se desplaza desde su apartamento hasta Plaussig en bicicleta. Siempre bajando junto a la orilla del Parthe. Nueve kilómetros. Todas las mañanas, a aproximadamente las siete menos veinte, ya está en su despacho. En verano, esta granjera con un doctorado habrá hecho un recorrido por los campos a fin de comprobar lo que debe hacerse para garantizar que la cosecha de grano, colza, guisantes y remolacha puedan prosperar y florecer en este terreno arenoso y arcilloso. “En realidad, habría que estar allí al menos dos veces al día”, declara con tono autocrítico. No obstante, con la carga de trabajo que tiene que soportar esta jefa ejecutiva, esto no es siempre posible. Con todo se sienta ante su escritorio de buen humor, una mesa con unas buenas vistas de la granja. Disfruta con su trabajo. Todos los días a las 7 de la mañana asigna las tareas pertinentes a sus empleados. A las 9 a. m., tiene lugar la primera reunión de trabajo y, durante la temporada alta, la segunda reunión de este tipo se inicia a las 2 de la tarde. Entre estas dos reuniones, esta mujer nacida en la Baja Sajonia se encarga de todos los aspectos que implica la dirección de un negocio. Anna Voges desarrolló el deseo de iniciar una carrera en el sector agrícola ya en su juventud. No fue una decisión fácil, puesto que, desde su infancia, había mostrado interés por multitud de cosas. Cuando solo tenía 16 años, aprobó el examen de caza. Por momentos también pesó en serio en la posibilidad de estudiar veterinaria. “Eso sí, creo que eso habría demasiado aburrido para mí”, admite; por eso, después de graduarse en la escuela secundaria, se matriculó en la universidad de Stuttgart-Hohenheim para estudiar agricultura.

El color amarillo de sus tractores Fendt es uno de los colores corporativos de la empresa y también aparece en el logotipo de Saat-Gut Plaussig Voges KG.
La doctorada Anna Voges con sus empleados, Klaus Golpon (a la izquierda), oficial de fábrica de Fendt y Jörg Müller (a la derecha), asesor de ventas en BayWa Wurzen.

Siete tractores Fendt dispuestos como cuentas en el hilo de un collar.

Anna Voges creció como la hija de un granjero en un negocio familiar de 120 hectáreas en la pequeña ciudad de Hameln, situada en la región de Weserbergland. Puede que esta sea la razón por la que ahora dirige su propia empresa, que tiene una plantilla de 13 empleados, como si se tratara de un negocio familiar. También por eso concede gran importancia a tener una buena relación con sus trabajadores. Todos se conocen entre sí y a sus familias, y pueden hablar de sus buenos momentos, así como de sus padecimientos y sus aflicciones. Todos se reúnen en el festival anual de la cosecha que se celebra en otoño. Sus colegas, sus padres y su hermano, que ahora vive en Zúrich. En el año 2008, Anna Voges se hizo cargo del negocio de fruticultura de 2500 hectáreas de su padre Hans-Otto Voges que, en 1992, adquirió la antigua planta vegetal de Plaussig que era propiedad del estado. Después, fue evolucionando ese negocio, que hoy está pasando a la siguiente generación. “Sobre todo durante mis primeros días en la empresa, mi padre representó una importante estas cualidades para dirigir correctamente una empresa de este tamaño. “Eso sí, no soy de esa clase de personas fuente de apoyo, pero también fue un modelo difícil de seguir, puesto que había puesto el listón bastante alto”, admite. “Eso sí, en algún momento del camino, uno desarrolla su propia forma de hacer las cosas. Se aprende a aceptar unas cosas y a dejar a un lado otras”. Por ejemplo, tomó tres decisiones en la empresa; la primera fue conducir tractores Fendt, la segunda fue pintarlos de amarillo hasta las llantas de las ruedas y, por último, al final de cada día, disponer lo que en la actualidad son siete tractores Fendt de la serie 900 en una fila perfectamente ordenada. Como las cuentas en el hilo de un collar. El amarillo inusual de estos tractores Fendt es uno de los tres colores corporativos de Saat-Gut Plaußig KG (los otros dos son el verde hierba y el azul) y también aparece en el logotipo de la empresa.

Todos los conductores decoran su propio tractor Fendt de acuerdo con sus gustos personales.
Marko Weber esparciendo fertilizante con un Fendt Vario de la serie 900.

Ambición, autodisciplina y conciencia de la responsabilidad

Anna Voges en Leipzig. La ciudad ofrece interesantes oportunidades culturales.

No obstante, también es capaz de dejar las responsabilidades de su trabajo detrás de sí cuando regresa al bullicio y ajetreo de la ciudad, así como cuando se dedica a su afición favorita, el deporte. Practica jogging, en invierno se va a esquiar y juega al hockey sobre hierba en un equipo femenino de la Allgemeiner Turnverein de Leipzig. “Esto lo hago más que nada por diversión; comencé a jugar al hockey cuando estaba en la universidad”, revela. De todos modos, la verdadera razón fue su primo, que era un jugador de hockey muy conocido. “De niña, quería saber jugar al hockey como él; no obstante, y esto es una pena, no había club de hockey donde vivíamos”, dice riendo. Fue allí donde la ambición se apoderó de ella. La ambición es una de sus fortalezas, junto con la autodisciplina y la conciencia de lo que supone asumir responsabilidades. Es preciso disponer de que hicieron una carrera de su afición”, declara y añade con una amplia sonrisa: “Lo que significa que también soy capaz de mantener una conversación sobre temas que no se refieran a la agricultura”. Mientras, esta mujer agricultora, que obtuvo su doctorado en Londres, afirma que conduce su 4x4 por campos ubicados entre la autopista y la planta de BMW. Sus tractores amarillos son inconfundibles y pueden distinguirse desde una gran distancia. Marco Weber, un empleado joven, pero muy comprometido que completó un programa de aprendizaje en los servicios agrícolas de Saat-Gut Plaussig KG, está esparciendo en la actualidad el fertilizante de la temporada de primavera. Anna Voges tomó la decisión de hacerse cargo de esta empresa de Sajonia cuando aún era estudiante. Una decisión que nunca ha lamentado. Leipzig, una hermosa ciudad con una gran variedad cultural y unos alrededores encantadores, así como un buen terreno cultivable que se extiende hasta su perímetro, ofrece todo lo que se necesita para cumplir los variados intereses de esta joven mujer.